Cuentos O Novelas De La Narrativa Latinoamericana Contemporánea

El árbol llamado lupuna, entre los mucho más originalmente hermosos de la selva amazónica, “tiene madre”. Los indios selváticos dicen de este modo del árbol al que creen poseído por un espíritu o habitado por un ser viviente. Disfrutan de tal privilegio los árboles bellos o extraños. La lupuna pertence a los más altos del bosque amazónico, tiene un ramaje gallardo y su tallo, de color gris plomizo, está guarnecido en la parte inferior por una especie de aletas triangulares. La lupuna despierta interés a primer aspecto y en grupo, al contemplarlo, produce una sensación de extraña hermosura. Como “tiene madre”, los indios no cortan a la lupuna.

Descubrió el cariño a una edad en que otros hombres han perdido la ilusión y eso le devolvió la fortaleza de su juventud. Deseaba rodear a Dulce Rosa de afecto y belleza, darle todas las cosas que el dinero pudiera comprar, a conocer si lograba compensar en sus años de viejo, el mal que le hiciese de joven. En algunos instantes lo invadía el pánico.

Especificaciones De Los Cuentos Latinoamericanos

El había continuado muy serio, taconeando con distinción, agitando levemente y en círculo su largo bastón enchapado en metal, mientras que la mujer pasaba en frente de sus ojos cirios y candelas de sebo de diversos tamaños. “Esta”, dijo él, con un ademán rápido que deseaba representar molestia por el quehacer desagradable que cumplía. La vendedora insistió en envolverla, pero don Eulogio se negó, abandonando la tienda con premura. El resto de la tarde estuvo en el Club, encerrado en el pequeño salón del rocambor donde nunca había absolutamente nadie. Sin embargo, extremando las precauciones para eludir la petición de los jóvenes, echó llave a la puerta. Entonces, con comodidad hundido en el confortable de suave color escarlata, abrió el maletín que traía consigo, y extrajo el precioso bulto.

Fue considerado uno de los autores más innovadores y progresistas de la época, puesto que usó unas técnicas narrativas que aún no se estaban usando en su tiempo. Las técnicas narrativas que comenzó a introducir fueron el cuento, la prosa poética y la narración. Aplicó nuevas formas de realizar literatura, sus temas estaban relacionados con el realismo mágico y el surrealismo.

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Me alegra saberlo, afirma B, gracias por llamarme. Entonces el hermano de X cuelga y B se queda solo. Ella cerró los ojos, y después me miró de una forma extraña. La niñera salió del cuarto en silencio, y yo me arrodillé a la vera de la niña.

El pelo sepia formaba una mancha desorganizada bajo la gasa. Debería arremangarme los años para rememorar a Margarito, tan frágil como una golondrina crespa en la escuela pública de mi niñez. Tan diminutos y ahora ejercitaban las virtudes del machismo burlón, humillando a Margarito, riéndose de él por el hecho de que no participaba del violento rito de la niñez obrera.

La Extraordinaria Vida Corto De Óscar Wao, De Junot Díaz

Era duro mencionarle a aquella mujer sonriente y frágil que debía desocupar el cuarto ahora mismo. La señora Mitre lo miró un rato con sus ojos color té. Entonces pareció inquieta, se torció las manos y aproximó bastante su rostro al del señor Gilbert. Así estaban las cosas cuando cayó en su casa otra sobrina.

La vida, como dicen en las telenovelas, prosigue. Es usted muy bella, señora Mitre –dijo convencido de que la tragedia embellece a sus personajes. La luz que rodeaba a la mujer que tenía sentada en frente de él, era una luz que se nutría de ella misma. Toda ella ardía adentro de unas llamas invisibles y lumínicas. Tuvo la impresión de que próximamente no la vería más.

El chico, que había reculado en silencio, estaba en este momento detrás de mí, contra la puerta. En este momento que lo veía parado, con su cuerpo enorme que clausuraba la puerta, ya no estaba tan seguro. La mujer volvió a soltar una andanada de frases cortas.

Cuento De Abelardo Castillo: Hernán

Parecía un planeta sumido en un acuario. Todos los pájaros del vecindario venían a refugiarse en él. Era el único árbol de aquella angosta calle en pendiente que, desde un costado de la región, se despeñaba directamente al río. Las palabras de Lucía sonaban irreales en la habitación de luz rosada. Su voz salía con lentitud y daba la sensación de que no iba apuntada a nadie. Las oraciones solamente estas rodaban débiles por el aire y caían sin ruido sobre la alfombra.

Cuento De Eduardo Galeano: El Beso

Dice que su reloj va muy despacio –explicó Ivonne con avidez. Son muy caras… Cuánto rogué para que me las regalaran. Si Ignacio supiera… –añadió para sí misma. Ella se volvió hacia él, sonriendo con aquella sonrisa de jóven de campo y le guiñó el ojo. La cuenta del hotel no había sido cubierta. ¿Qué le importan esos francos si en su país tiene cien mil caballos y trescientas mil vacas?