Sin que se diesen cuenta, me fui de la vivienda. No sabía a dónde deseaba ir ni me importaba. Mi rincón era el ubicación considerablemente más precioso y agradable de la plaza, lo que debo decir, tenía su lado negativo. Muchas veces había gente en el momento en que yo llegaba, comúnmente parejas, y en ocasiones tardaban horas en irse. Normalmente, entre ellos no cruzaban palabra y yo lo prefería así. “Un día se me acercó un chico y me pidió sacar una foto.
Luego almorzaba al regresar del instituto y de allí me iba para mi rincón. Frecuentemente no volvía a probar mordisco hasta la noche, a la hora de la cena. No soy quisquilloso con la comida, me agrada todo salvo algún que otro vegetal y el tomate.
Y Una Extensa Cama De Nardos
Los días de sol eran los más destacados ya que podíamos salir al jardín. Era grande, colosal, con muchas flores, árboles, colores y perfumes. Yo la debía contribuir a eliminar plantas muertas y plantar nuevas, a regar, recortar hojas y el césped, y también a hablarles y cantarles.
La suya me transmitió cierta calidez y asimismo sus poemas, si bien fuesen sencillos y con tachones. Noté que leer poesía escrita a mano muestra los sentimientos de otro modo. El parque no quedaba bastante cerca de mi casa conque no era simple llevar agua para regar las plantas, por ende muchas veces morían y debía cambiarlas. El dinero para adquirirlas lo conseguía de los vueltos que me daban cuando mi mamá me mandaba a comprar. Me quedaba con un pequeño porcentaje y de esta forma iba juntando moneditas.
Creo que se dió cuenta que me puso incómodo y también rápidamente cambió de tema. Yo tragando mis palabras y ella su angustia. Obviamente mantuve la mirada en los apuntes si bien releí la misma oración tres ocasiones y aún hoy no sé qué decía por el hecho de que no le presté atención. Me sudan las manos cuando estoy inquieto. Me dio esa cosa fea que te da en el estómago que quema pero no son mariposas.
Nos tiramos con una frazada en el césped mirando el cielo azul. Y como nunca me gustaron las discusiones me encerraba en mi cuarto tratando de ignorarlas. Aún de este modo podía escucharse todo así que me ocultaba en el ropero, igual que de qué forma hacía para escaparme de los deberes, pero esta vez me cubría los oídos y lloraba. Lloraba despacio para que no me escucharan pero suficientemente alto para tapar los sonidos de afuera. Lo había cubierto de las flores que mucho más le agradaban (que eran muchas) y las cuidaba como a su propia vida.
Género Lírico Objetivos: Entender Antecedentes Históricos Del Género Lírico Reconocer Los Elementos Propios Del Género Lírico
Ciertos se fueron, otros nuevos se sumaron. El hombre que paseaba a su perro prosiguió yendo, y la chavala que leía y escribía asimismo, aunque no con tanta frecuencia. Se notaba que ella era mucho más grande que yo y jamás nos habíamos dirigido la palabra pero después de muchos años de vernos prácticamente todos los días era como ser vecinos.
Distinguirá y pondrá en práctica los elementos de análisis en la obra lírica. Me ha semejado atrayente saber qué flores habría en el jardín de García Lorca si hubiese podido dedicarse a organizar uno. Cuando llegamos al parque, vi que la chica poemas estaba sentada en nuestro rincón pero en relación me vió a la distancia, se levantó y se marchó a otra banqueta del parque. Sé que me cuidaba a lo lejos y me servía sentirme acompañado.
Por eso ella siempre y en todo instante traía algo para la merienda acompañado con un termo de té, café o chocolate en dependencia de lo que tuviese ganas ese día. Conque siempre y cuando me cruzaba con la muchacha poemas tenía la merienda asegurada. Hablamos de una oración así, puesto que todo es verdadera. Lo que ofrece la oración sucede en verdad, ya que el satélite refleja la luz del Sol y también alumbra la Tierra.
Siempre y en todo momento y en todo instante tuve buenas calificaciones. “, ya que hay rosales que hacen llorar a los caballos, rosales secos en los jardines por el tiempo despiadado y rosales viejos de pitiminí. Hasta el cadáver de un marido enloquecido sale cubierto de rosas que podrían haber adornado el sombrero de un segador.
En ocasiones no estaba y tenía que esperarla sentado afuera pero, poco tiempo después, comenzó dejar la puerta sin llave de este modo yo podía pasar e ir directo al jardín. Ese espacio se volvió no solo mi santuario, sino también mi espacio de paz y tranquilidad. A veces me recostaba en la yerba y abrazaba la tierra hasta establecerme dormido y me despertaba mi abuelita con té y galletas de consuelo en sus manos preguntando “¿Otra vez en la esquina?
Me semeja increíble rememorar esa charla puesto que solo tenía cuatro años en aquel momento. Pero sus palabras han quedado grabadas para toda la vida en mí. Me tomó de la mano y nos acercamos a una de sus tantas flores-. Mira esto- señaló un capullo, rodeado de preciosas y resplandecientes flores con muchos, muchísimos pétalos-. A esta flor no le importa que el otoño se avecine y le afirme que no puede florecer, lo va a hacer de todas maneras. Nunca fui un individuo de muchas expresiones.
Papá se mudó de casa pero en exactamente el mismo barrio, lo que hacía fácil que pudiera dividir mis semanas equitativamente para estar con los dos. Mamá quiso que la asista a decorar el pequeño patio trasero comprando mucho más flores y plantas. Mencionó que quería que tuviéramos un rincón de los suspiros en casa.
Introducción Al Procesamiento De Lenguaje Natural
Frecuentemente nos saludábamos de lejos, con la mano. En seguida adopté la práctica de hablarle a las plantas como una terapia diaria. Merced al rincón y a mi abuela, las riñas de mis papás se hicieron menos pesadas.